CEMAL BAS, nacido en la ciudad de Giresun, trabaja como político local en Ankara
¿Cómo respondieron sus municipios a la reciente catástrofe sísmica?
Como saben, el 6 de febrero se produjo un gran terremoto en Turquía. Desde entonces, hemos sufrido más de 7.000 réplicas y hemos perdido a unos 40.000 ciudadanos. Hemos trabajado en dos grandes líneas, la Unión Turca de Municipios y los municipios sobre el terreno. Desde el primer día, el gobierno turco puso en marcha un fondo para desastres. Intentamos movilizar a todos los municipios para rescatar a las víctimas. Llamamos a casi 1.300 alcaldes de la Unión Turca de Municipios, que ya estaban en camino hacia la zona del terremoto con maquinaria, coches y camiones. Desgraciadamente tuvimos un problema de coordinación, porque no sabíamos quién iba a dónde, y a nivel central no estaba claro a quién se necesitaba dónde.
Por eso, la Unión de Municipios Turcos creó agrupaciones de servicios. Por ejemplo, una ciudad del oeste de Turquía se encargó de los servicios municipales en la región de la catástrofe. Los ayuntamientos hicieron todo lo posible, pero también son víctimas; algunos de los empleados municipales perdieron a familiares o ellos mismos no sobrevivieron a la catástrofe. Como resultado, los municipios tuvieron muy pocas oportunidades de servir a las víctimas y continuar funcionando al mismo tiempo.
La semana pasada fui a la zona afectada y vi que los municipios habían actuado con gran rapidez. Se percibe claramente que el alcalde de cada región sabe ahora exactamente de qué se encarga. Por ejemplo, en pocos minutos, los alcaldes de distrito se organizaron y distribuyeron las tareas. Alguien dijo: «Yo me encargaré de la basura de esta zona», y abandonó la reunión; alguien anunció que se encargaría de la comida; otra persona, de los aseos, y todo el mundo se centró en lo que mejor sabía hacer. Al cabo de diez minutos, la reunión había terminado y cada uno ejecutaba su tarea, comunicando lo que necesitaba.
Por ejemplo, en Kocaeli, una región limítrofe con Estambul, se establecieron turnos para que los empleados del municipio metropolitano de Kocaeli y sus distritos prestaran apoyo. Sin embargo, nadie quería abandonar la zona, por lo que Kocaeli creó un sistema de apoyo por su cuenta, con la esperanza de poder contar con asistencia para ayudar a la gente. Era ad hoc, pero rápido y reactivo. Mientras se prestaban servicios sobre el terreno, la Unión Turca de Municipios intentaba mantener la comunicación con el gobierno central.
Lamentablemente, la crisis no solo había afectado a esta región. Un municipio que no estaba directamente afectado por el terremoto me llamó pidiendo alimentos, carne y pan. Les dije que primero tenía que dar prioridad a las regiones afectadas, pero me contestaron que la población de la región del terremoto había sido trasladada a su ciudad, como zona segura, así que se habían quedado sin existencias. Entonces me di cuenta de que la crisis se expandía también a otras ciudades, no solo en la región afectada, sino también en los lugares a los que se trasladaba la gente. Tuvimos un gran apoyo internacional, de muchas organizaciones como CGLU y otras. Muchos municipios fronterizos con Turquía enviaron directamente camiones con ayuda sanitaria, en términos de diplomacia local. Esto ha resultado muy prometedor.
¿Cómo puede preservarse la gobernanza local en las crisis humanitarias? ¿Cuáles son sus recomendaciones?
Lo primero que debo decir es que necesitamos un apoyo mucho más amplio para los alcaldes. En el plan de resiliencia de mi alcalde, si ocurre un desastre en mi ciudad, los alcaldes vecinos vendrán a ayudarme. Pero esta crisis afectó a todos los que forman parte del plan de ayuda. Así que se requiere un plan más amplio, también para las crisis regionales; necesitamos planes más grandes y otros socios.
También es imprescindible tener en cuenta la psicología de las víctimas. Por ejemplo, un alcalde me dijo: «Mira, en nuestro plan, bajamos con el camión municipal si se produce la crisis, nos reunimos en un lugar, nos coordinamos y reaccionamos. Pero lo que ocurrió durante esta crisis, el terremoto, es que todo el mundo en mi ciudad tuvo que ir del suburbio X al suburbio Y para comprobar cómo se encontraban sus familiares. A las cinco de la mañana había tanto tráfico en la ciudad que no podíamos desplazarnos con nuestros camiones, autobuses o ambulancias. No lo habíamos tenido en cuenta». Es importante tener en consideración la psicología de las víctimas, cómo reaccionará la gente en una crisis, cómo hay que organizar las crisis de víctimas multitudinarias.
¿Qué puede hacer el Pacto en este tipo de situaciones? ¿Cuáles son sus expectativas?
La primera expectativa, la razón por la que estamos aquí con miembros de CGLU-MEWA, porque Siria también es miembro de CGLU, es que comprendimos la importancia de trabajar con organizaciones internacionales como expertos en proyectos y municipios. Nos dimos cuenta de que habrá necesidades, un año después, dos años después, y que serán necesidades cambiantes. Tendremos que reiniciar las economías locales, planificar las ciudades de una manera más resiliente a los desastres. Esto requiere financiación, el desarrollo de fondos, créditos, etc. Para nosotros, el principal objetivo en el Retiro de CGLU es cubrir nuestras necesidades a corto, medio y largo plazo, pensando en los próximos cinco años. También estamos intentando coordinar los suministros que faltan y que contribuirían a apoyar las necesidades de los municipios de la región. El Retiro es una gran oportunidad en este sentido, ya que convoca a todo el mundo. Tenemos muchas reuniones rápidas y receptivas con organizaciones de las Naciones Unidas, con socios y con homólogos y partes interesadas.
¿Qué resultado espera del Retiro?
Quiero desarrollar propuestas sólidas, hablando con nuestros socios. Para la Unión Turca de Municipios y los municipios turcos de forma individual, CGLU siempre ha sido una plataforma sólida donde hablar con las partes interesadas. Lo que esperamos del Retiro es desarrollar propuestas y notas conceptuales para la región, ayudar a los municipios y presentar los últimos avances a escala mundial. Queremos ver reacciones de las Naciones Unidas y de las organizaciones de financiación para el desarrollo que se ajusten mejor a las necesidades de los municipios afectados. Nos gustaría aportar ese conocimiento internacional sobre el terreno. Seguimos celebrando una reunión tras otra e intentaremos volver a la región con algunas propuestas sólidas.