Editorial
Ciudades en 2024
El término “IA”, la abreviatura de inteligencia artificial, ha sido elegido palabra del año 2023 por el Collins Dictionary. El Oxford Dictionary concede el honor a “rizz”, un término coloquial procedente de internet que alude al estilo, encanto o atractivo de una persona, a la capacidad de atraer a una pareja romántica o sexual.
Por el contrario, Merriam-Webster destaca “authentic” (auténtico/a), que hace hincapié en los valores fundamentales de autenticidad y sinceridad. Entre los contendientes, “rizz” emerge junto a la ominosa figura de “deepfake”, que encarna la siniestra manipulación de imágenes digitales para engañar y distorsionar la realidad.
Mientras tanto, el Cambridge Dictionary se adentra en el ámbito de la inteligencia artificial, ofreciendo una novedosa interpretación de “hallucinate”. En este contexto, cuando un sistema de IA “alucina”, genera información falsa, un fenómeno conocido coloquialmente como “confabulation”. Estas adaptaciones lingüísticas ponen de relieve la interacción entre la cognición humana y los algoritmos de la IA, que difumina los límites de la percepción y la realidad. La llegada de los modelos lingüísticos basados en la IA ha revolucionado las rutinas diarias, impregnando millones de vidas desde su aparición a finales de 2022. A medida que nos adentramos en el año 2024, el aumento exponencial de la utilización de la IA promete grandes avances en la educación y la sanidad, aunque despierta tanto entusiasmo como temor. Los gobiernos lidian con el delicado equilibrio entre la prosperidad económica y la regulación de las tecnologías de IA, conscientes del potencial para exacerbar las desigualdades sociales.
En medio del persistente telón de fondo de la “permacrisis” y la “policrisis”, como se pronosticó en 2023, las secuelas de la pandemia de la COVID-19 persisten, aunque de forma menos visible. A pesar de que la Organización Mundial de la Salud declaró el fin de la pandemia en mayo de 2023, tras casi siete millones de muertes, sus duraderos efectos se propagan a través de economías debilitadas, crisis climáticas exacerbadas y tensiones geopolíticas y conflictos armados en aumento. Los gobiernos locales y regionales se encuentran en el centro de estos retos, con la tarea de fomentar la paz, la resiliencia y el bienestar de las comunidades.
Sin embargo, entre la adversidad existe una oportunidad para la renovación y la solidaridad. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se enfrentan a un retroceso del progreso colectivo, lo que hace necesario un enfoque renovado en las noticias positivas y los logros locales en 2024. Es un año propicio para elecciones democráticas y reformas de la gobernanza mundial, esperemos que basadas en la confianza y la inclusión, que catalicen asociaciones transformadoras y coaliciones de gran impacto. Al ampliar las acciones locales para lograr un impacto mundial, el año 2024 debe dar prioridad a los enfoques basados en los cuidados y los derechos, garantizando la participación de todas las comunidades en la configuración de nuestro futuro colectivo.